sábado, septiembre 23, 2006

“Ser, ser y no ser”

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No es fácil mantener múltiples personalidades. Cada una tiene su propio pensamiento, estilo, gustos, demandas, en otras palabras, su propio apetito. Hay que gastar bastante tiempo en satisfacer a cada una de ellas, pues son caprichosas y es difícil mantenerles a raya. Es algo inherente a cada ser humano, reconozcámoslo o no mis estimados lector@s.

La respuesta a la contradicción humana descansa sobre la pasmosa variedad de la psiquis, alma, espíritu o como quieran llamarle que norma nuestras maneras de pensar y obrar. Somos variados en formas de pensar, amamos tanto la luz del sol como la sombra se la noche, amamos tanto a nuestros cercanos, como deseamos ver descansar a nuestros adversarios….

… tres metros bajo tierra.

Es inevitable: dónde hay luz existe siempre una sombra, ésta última es producto de la luz. No somos uno solo, no existe un sólo yo. Tenemos a quién yo soy, yo quise ser, yo no quiero ser, yo bueno, yo malvado, gracioso, depresivo, alegre, maniático, ordenado, caótico, etc.…

Aunque podéis aducir que lo anteriormente dicho obedece a meros cambios de ánimo, ¿No nos hacen parecer éstos cambios como otras personas ante los demás y, por cierto, ante nosotros mismos?

No es malo, ni incorrecto, diría inclusive que es normal, completamente sano el jugar con nuestras personalidades múltiples.

Siempre y cuando esto no implique caer en comportamientos social, personal y/o clínicamente reprochables (como suele suceder)

La dualidad es parte de la esencia humana, como bien nos manifiesta mi amigo Abaris (http://desde-el-silencio.blogspot.com), somos Cástor y Póllux encerrados en un solo cuerpo. Es en la etapa de nuestra maduración cuando una de las tantas personalidades termina primando sobre el resto. Los niños no tienen personalidad definida, son una infinidad de posibilidades. Fuimos niños, crecimos, nos moldeamos, y se define nuestra manera de ser para gobernar por toda la adultez, aunque igual sigue en constante transformación (no de manera tan radical como en la adolescencia) hasta nuestra muerte.

¿Y que sucede con aquellos “ensayos de personalidad” que no alcanzaron a definirse y fueron relegados a segundo plano?

Quedan archivados, listos para resurgir, para que sean explotados o simplemente se desvanecen en los confines del alma humana, absorbidos o desechados de nuestra estructura, se disuelven.

Ya no se trata de “ser o no ser”, sino de ser o ser, aunque en consecuencia a lo que anteriormente os planteé, la cuestión es ser, ser o no ser.

1 Response to “Ser, ser y no ser”

9/24/2006 3:30 p. m.

Así somos, siempre 2 o más dentro de una persona, yo soy simple, solo soy 2, y la pelea que se cierne a veces es épica. ¿Y a quién dejo ser? complicado.