lunes, septiembre 21, 2009

Voladas varias

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Justifiquemos el blog.

Digo, para qué tenerlo si no se escribe nada en él, sería un lindo adorno o una sutil herramienta de status para alguien que se cree Bill Gates por crear un blog. Por suerte, y/o degracia, no es mi caso.

Bien, ¿Qué le vamos a hacer?

Es difícil retener las ideas hasta llegar a un teclado y poder plasmarlas, si consideramos que no se posee papel ni lápiz a la mano para hacer algunos punteos y anotar una que otra idea fuerza. Tal vez debiera adquirir ese hábito.

Bueno, dada la poca popularidad de este espacio, puedo poner lo que se me venga en la [inserte su oficio/rubro/profesión predilecta acá] gana, sin causar demasiado revuelo. Supongo.

Tal vez poniendo un tema al tapete esto se puede poner interesante.

¿La posibilidad del fin del mundo bajo el gran colisionador de hadrones?

Pasó de moda, además está en reparaciones hasta el 2012, tal vez.

Será, a seguir improvisando, mire que la música no ayudaba. Ahora sí.

Esta entrada no tiene como objetivo el que ud. se siente a leer apaciblemente, comente respecto al tema y siga feliz con su vida, por el simple hecho de que no hay tema. Es un simple cantinfleo a la vida lanzado para mantener vivo un espacio de ideas muertas. ¿O será que el espacio se me murió y las ideas andan vivas?

¿Importa esa diferencia?

Ok, cederé y pondré al tapete algo, tal vez algo que no acostumbre decir. Eeem, veamos.

Tomemos el punto de la música:

Mi apreciadísim@ Lector@, no sé si a ud le ha pasado la particular particularidad (no se ría, es un recurso redundante intencionado) de irse al carajo con la música. ¡Eso! Escuchar ese bendito o maldito tema que traen a su psiquis mil y un recuerdos, rollos, situaciones, lo que sea que representa para su mente la composición exacta de acordes del compositor, banda, cantante X que osa violar sus oídos con sus melodías.

A quién no, lamentablemente los ingenieros en cursilería han sabido trillar bien el recurso hasta llevarlo al sublime patetismo de su expresión dramática. No apelo a esas sub-representaciones de realidad desvirtuada, apelo a la inteligencia sensorial que nos ataca como furtivos cazadores en medio de una tranquila jornada.

Todo buen melómano sabe de esa interesante propiedad, y en especial sufrimos quienes nuestro repertorio es amplio y granado. Las probabilidades de que aquel tema X aparezca en medio del ambiente es bastante baja lo cual, lejos de ser una ventaja, se vuelve un asalto cuando insospechadamente aparece la combinación mágica y dices: Damn it!

Acá pongo la pausa para volver a despegarnos del marketeo coca-cola y alejarnos de la unilateral visión "momento cursi". Por ejemplo, si me topo con Psycho de SOAD, me viene recuerdos institutanos no sólo de mis antiguos y buenos amigos, sino de los buenos tiempos aquellos.

Pero, ya introduciéndonos en carne del tema (jojojojojo, inventé esa expresión sólo para ud.), no necesariamente apelo al recuerdo o la sensación palpable, aquella que que aparece con claridad en la cabeza. Como mazo o balde de agua, como caminar la calle y pisar un buen trozo de excremento, la sensación de deja-vù es inevitable e inherente al contacto de melodías llave abriendo pasajes a los sentidos.

¿Le pasa eso a ud. con la música?

Pues no sólo abre apsajes al pasado, sino al futuro, a la creatividad, a un mundo imaginado esperando ansiosamente a hacerlo realidad. ¡Hacia allá voy!

Como cuando en su cabeza se anidaba esa historia loca e inmadura y al entrar por sus oídos aquella sacrosanta melodía inmediatamente tomaba forma y podía hasta ver cómo esos personajes se le escapaban de la nubecita de pensamiento (en plan viñeta de caricatura). También como ud que no encontraba cómo demonios empezar esa conclusión del trabajo cabrón que ya sabe, en una que otra ocasión los acordes de ese tema le ayudó a lubricar las neuronas. O para solucionar aquel problemita, o para tomar aquella decisión que le complicaba la existencia.

Como sea, los sentidos se ayudan y pueden mancomunarse para echarle una que otra ayuda. En este caso, el oído con la caja decodificadora maestra. La testa, independiente de su estado.

¿A ud. no le prende la imaginación la música? No me venga con esas simplicidades. Nooo, tampoco se me ponga morbos@.

La invitación es a dejarse atrapar, a contactarse con los sentidos, a despegar la cabeza con algo complicado y difícil de digerir.

Vea el túnel, mándese un viaje hasta el borde, pero ¡NOOOOO!. No se vaya a la luz, es muy temprano para que se pasee en ese campo. Soñar es gratis, aproveche como muestra de salchichas en supermecado periférico. La metáfora es patrimonio internacional, desdóblese y metafórese.

Como sea, he allí el fruto de mi volada musical. ¿La receta? Eso es material para otros posteos.
Sólo le recomiendo algo: relájese y disfrute el sonido.

Eso fue mi flipe desde la net para el mundo.

Transmitiendo para toda la fauna, esto fue Jandroid en vuelo. Cambio y fuera

martes, julio 28, 2009

Renovado de nuevo

2
Nueva estética, nuevos bríos, nuevas energías que confluyen para la vuelta a la acometida.

Esta vez será definitiva?

No lo sé.

Pero igual he aclarado un poco la casa. Por algo será.

Palabras inconexas?

Continuará...

Continuará?

sábado, marzo 21, 2009

Carta I

3
Alejado, desterrado, exiliado, paria de las letras.

Sabes muy bien que te abandoné por tu propia salud. Te hacía mal mi influencia, mis arranques bipolares, mi forma de expresar tus emociones. Y también no puedo dejar de mencionar que nuestra distancia fue de mutuo acuerdo. Tu también necesitabas vivir tu vida sin alguien que te soplara al oído las más inverosímiles interpretaciones.

Pero volví a la mala, sin quererlo, ni planearlo. Ni siquiera ha sido un regreso rimbombante como otros que recuerdo. Pues no es la primera vez que nos separamos, ¿recuerdas?

Siempre me has criticado por ser yo quién mejor expresa tus sentimientos. Siempre me has odiado por que soy el único que toma el control cuando estás demasiado molesto, confundido, hastíado o, tal como nací, enamorado. Te duele que no puedas valerte por ti mismo, que me necesitas para darle forma a tus sentimientos.

Y lamento haber acudido sin que me llamaras, pero sabes que en momentos como estos es cuando más me necesitas. Pertenecemos al mismo conjunto de esa cuasi-unidad quebrada e inconclusa y debemos unirnos en tiempos de crisis. O si no te vas a morir, y con ello yo me voy también.

Más allá de todo nuestro pasado doloroso, me da una gran sorpresa saber que me acogiste con cariño. Como si me extrañaras, esta vez no fingías. Y a mi también me dio gusto reencontrarte, esta vez no es una treta para regresar a tu vida.

Y aquí estamos viejo, como en los viejos tiempos. Juraste que no volvería, suplantarme, tomar mi nombre y ser tú quién compusiera el arte de las letras. Pero ese no es tu fuerte, tampoco el mío. Pero sucede que yo estoy más cerca del corazón que tú.

Regresé casi por la puerta trasera, después de ser desterrado y aquí me tienes de nuevo asumiendo el control. Y esta vez seré más cauto, por el bien de ambos.

Acá termina el primer punto de nuestro reencuentro. Y quiero que sepas algo verdadero. Y toda verdad duele:

No te agradezco por traerme de vueltas, así como sé que no me agradeces volver.

Simplemente no fuiste tú quién en verdad me devolvió a la vida.

Tu siempre estimado amigo.

Armando Octavio de Guzmán