martes, enero 11, 2011

Máquina celeste

0

Corre, mueve tus engranes

Comienza a oscilar, sutil vaivén

Melodía de mi ánima, respiro

Soplo de vida, agonía galopante

Preludio de amagos inconclusos

Dulce brebaje, gloria celestial

Me has dejado en oscuridad

Oscuridad de sublime resplandor

Silencio abismal, labios sellados

Ponto quieto, espejo costero

Entonces

¿Cómo vamos a empezar?

Padre, duermes tranquilo

Mientras despierta aquí, tu hijo

Luz, herencia eterna

Guía mis pasos hacia lo incierto

Me pierdo en caminos intrincados

Construidos a propio capricho

No sabría decir cuál es el destino

Y con suerte, dónde he partido

Madre, te asomas tímida

Danzas en esta descabellada epifanía

Marcando el compás junto tus hijas

Acompañantes de incontables insomnes

En mi oído se cuelgan y murmuran

Pronuncian palabra por palabra

Escribo, así, verso a verso

Plagio celestial, culpable originalidad

Padre y madre, ancestrales manantiales

De cálido sudor y argentas lágrimas

La inspiración desciende en luminosa cascada

Desde aquel lejano lugar celeste hasta aquí

Humilde receptáculo, servidor astral

Esclavo de la inspiración

Vástago estelar

Exiliado terreno

Una máquina celeste

Y nada más.