martes, febrero 07, 2012

Reencuentro en papel

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Te miro fijamente en felino acecho
Tu pálida tez resulta insultante, desoladora
Yaces sobre mi cama vacía, inmaculada
Tantas aventuras juntos y quiméricas cruzadas
Tantos sueños erigidos, destruidos, renacidos y olvidados
El mayor de los imperios encerrado en cuatro paredes

Recorro tu suave piel, tal como ayer lo hacía
Sin prisa, sin miedo, sin ansiedad alguna
Nada más observando la lluvia de vigas y piedras
Contando los cadáveres esparcidos por cada pedazo de esencia
En la inmensidad de la llanura, hoy nos encontramos
Te contraes, discreta, ante mi toque metálico

Mi querida compañera, cuánto te he extrañado
La vida tranquila ha engendrado a un malagradecido
Sin duda te he abandonado, querida mía
Encerrada en la oscuridad y el silencio
Relegada a un inmerecido y largo olvido
Castigada a llevar una faz blanca y vacía

Esta noche nos reencontramos al fin
Como antaño, a solas, en intimidad
Tu palidez es mi mayor sufrimiento, mi pesar
En estas palabras encontrarás, al fin, cura
Bebe, pues, de mi sangre, mi tinta
¡Recobra tu oscuro rubor, querida hoja mía!